
EL ALGARROBO, COMPAÑERO FIEL DE PIURA
28 nov. 2017 - José Gabriel Aguilar Pinto
Junto al río, tuvimos siempre un compañero natural, perenne en la ciudad: el algarrobo. Esta auténtica joya del desierto, cuyas raíces son capaces de crecer decenas de metro para encontrar el agua escasa de nuestro suelo.
Hoy por hoy es parte fundamental de lo que podemos denominar “el pulmón de la ciudad”, al ser protagonista en la configuración del bosque seco, que brinda sombra, refresco y aire puro en medio de una urbe hoy más sumergida en polvo que nunca. Existen grandes concentraciones de bosque en el parque ecológico Kurt Beer, en la Universidad de Piura y la Universidad Nacional.
También está presente en las bermas centrales de calles importantes, sin embargo no es un árbol tan adecuado para el ornato, por lo fuertes que son las raíces y la cantidad de hojas que deja caer, así como la vida que en él concentra.
Es este “despliegue vital” lo que hizo de este árbol un elemento tan atractivo y enigmático para los habitantes de estas tierras. Y aun en su vitalidad se nos permitió domesticarlo, su madera maciza fue utilizada durante el virreinato para las estructuras comunes y el fruto, la algarroba, de importante alimento para los animales en las haciendas y alrededores de la ciudad. Asimismo, de él también se obtiene la tradicionalísima y deliciosa algarrobina, que además de acompañante se convierte en insumo para deliciosos cocteles y dulces.
Dada la importancia de este fiel compañero se podría incentivar senderos interpretativos en los bosques de la ciudad para promover una conciencia medioambiental más firme en nuestra sociedad, a través del conocimiento de un árbol que nos da más que sombra.


UN RECUERDO PIURANO, puente San Miguel o Ex Puente Viejo
28 nov. 2017 - Luiggi Josias Ammir Saldaña Soto
El antiguo emplazamiento conforma parte integral del proceso histórico de la ciudad al tratarse de la primera vía de acceso que unía a Piura con la vecina Castilla, poseyendo también la trágica referencia de desplomarse y ser levantado en variadas ocasiones por motivos diversos, uno de ellos, el fenómeno El Niño.
El primer puente fue inaugurado en el año 1817, pero le seguirían otras edificaciones, cada una de ellas colapsada por la crecida del rio. El último armazón construido previo a su caída durante el fenómeno El Niño de 1891, estaba constituido en madera.
A la estructura que se le recuerda como Puente Viejo y que se transformaría en el principal símbolo de la ciudad en los años siguientes, fue levantada hacia el año 1893, por iniciativa por el entonces Prefecto del Departamento de Piura, don José María Rodríguez Ramírez, y el alcalde de la ciudad, don Carlos Lessel; el puente era proveniente de Inglaterra y fue vendida a Piura por la firma Findlay, con la Casa Duncan Fox y Cía como intermediarios, a causa de la primera caída del puente acontecida en Abril del año 1891, por motivo de la crecida del rio.
“¡Viejo Puente de Piura! ¡Te brindo mi saludo!,
Por tu largo estoicismo y titánica espera;
Por tu viejo andamiaje que te sirve de escudo
Y tu historia romántica que es leyenda y quimera.
Vas cumpliendo orgulloso tu misión verdadera
Sin importarte el tiempo ni el abandono rudo;
Hasta que al fin un hombre, de dinamismo pudo,
Vestirte con un nuevo ropaje de madera
¡Que Piura dignifique tu senectud gloriosa,
Brindándote un futuro apacible y benigno
Y como una reliquia te conservo orgullosa.
Por tu vía han pasado el auge y el progreso:
El adelanto tiene en tu virtud su signo
Pero que ese adelanto, no lacere tu hueso.”
El Puente Viejo había sido fabricado en hierro, con castillos y glorietas, un bello diseño que inspiraría esta sonata sonata de Mario Negro Zedog que se titula “Viejo Puente de Piura”
“¡Ay, Dios! ¡Esa noche perdimos un retazo del alma! ¡Ahí quedó roto un viejo diálogo entre nuestra gente y aquel rincón poético, coloquial, refrescante y amigo!”
De esta manera se expresaría el historiador Juan Gabriel Paz Velásquez cuando la antigua y deteriorada estructura del Puente Viejo que se mantenía vigente desde su levantamiento en 1893, se vino abajo un fatídico 26 de Agosto del año 1981, por imprudencia de un camión que intentaba cruzarlo, perdiéndose de esta manera un pedazo importante de la historia de la ciudad y producto de los más nostálgicos recuerdos de los antiguos piuranos.
En 1991 volvería a levantarse el puente, respetando el diseño tradicional del anterior, pero la tragedia no se haría esperar, y el año 1998, en el que se registra el temporal de lluvias más fuerte en la historia de la ciudad en el contexto del fenómeno de “El Niño”, caería nuevamente, para no volverse a levantar como tal.
Posteriormente se levantaría un puente peatonal provisional, de fierro y madera sostenido por cables, una construcción rudimentaria que lamentablemente obviaba cualquier semejanza con la estructura tradicional del mismo, convirtiéndose en un elemento impersonal y olvidable dentro de la conciencia del ciudadano piurano, aparte de peligroso para la comunidad por su rápido deterioro
La actual estructura que se encuentra en la antigua localización del “Puente Viejo”, fue inaugurada en el año 2014, siendo este uno de los cuatro puentes que actualmente cruzan el Rio Piura, uniendo a esta ciudad con el distrito de Castilla (Los otros tres puentes son: Cáceres, Sánchez Cerro y Bolognesi ).
Si bien el diseño utilizado actualmente en el Puente San Miguel, prioriza la seguridad de la estructura con previsión a otro fenómeno de El Niño, cumpliendo su propósito durante el desastre más reciente que ha sufrido la ciudad en Marzo del año 2017, contrastando con la inundación del centro histórico de Piura.
Los alrededores del mismo y la vista que puede observarse desde él, son lamentables, no existe información con respecto a la historia de uno de los elementos más representativos de la ciudad a lo largo del siglo XX, hoy ocupado por el “gigante amarillo”. Los descuidados alrededores y la basura en el cauce del rio, evidencian la poca importancia que se le viene dando a la que debería configurarse como la mejor cara de la ciudad.
La memoria del viejo puente perdura en el colectivo más antiguo de nuestra ciudad, dotando al actual de una historia rica y fascinante que no debe ser olvidada, y lo más importante, debe ser compartido.